martes, septiembre 15, 1998

Murman

¿Qué movimiento, qué impulso nos arrastra hacia afuera? ¿Cómo la materia no formada, la vida anorgánica, el devenir no humano, podrían ser otra cosa que un puro y simple caos? Pues afuera ya no poseemos forma ni sustancia, ni organización ni desarrollo, ni contenido, ni expresión. Por fuera estamos defragmentados...

Gilles Deleuze, Felix Guattari, Mil Mesetas, 1980.


1.

Antes de suicidarse ella estaba frente a mí a menos de 10 metros, eran las 6:30 pm de un jueves, no ha pasado un mes desde entonces. Ella era un rostro, cualquier rostro, realmente no parecía desear la muerte. Sólo fue suficiente un segundo para que ella sintiese un fulgor de decisión absoluta cruzar como un choque de electricidad epiléptica su cuerpo. Y después los gritos de horror, el sonido de la piel desgarrándose, la bolsa abdominal crujiendo y revelando su húmedo interior, la fragilidad dócil de su cuerpo, de cualquier cuerpo. En un lapso de diez segundos la realidad se deformó y no volvería a ser la misma. Escenas de pánico, los vagones estaban siendo vaciados masivamente, casi ninguno de los pasajeros sabía lo que había sucedido.

Ya antes había estado cerca de un cuerpo sin vida: cadáveres siendo preparados para su velación, el cuerpo helado de un joven que hasta un día antes pedía limosna, otra mujer que había muerto anónimamente de una sobredosis de drogas, e incluso puedo recordar al hombre apuñalado que vi hace más de diez años en una noche de Día de los Muertos, el primero de todos ellos. Sí, conocía la sensación de vacío que hay en cada cuerpo muerto, lo que nunca había atestiguado era el acto de muerte. El trance en que lo vivo inicia su proceso de reintegración.

Mientras un espasmo involuntario hacía que su mano izquierda temblara, surgía de sus heridas un flujo de sangre que lucía interminable, filtrándose en la grava negra, el Metro dio marcha atrás y emergió el cuerpo triturado en toda su plenitud. Aún no sé por qué me permitieron estar allí, era como si no se dieran cuenta de mi presencia. En menos de media hora sólo quedaba una mancha blanca de espuma antiséptica que cubría algunas de las vísceras que debido a la presión y el calor de las llantas se habían vuelto indivisibles del metal. La sangre se secó, hoy ya no hay nada allí excepto un zapato blanco, clavado en una parte inalcanzable de la orilla de la vía...


2.

Las máquinas están siendo diseñadas para adaptarse al cuerpo humano, el concepto de ergonomía consiste mejorar el diseño en favor de la comodidad. El diseño de las computadoras se suaviza, las curvas cada vez más pronunciadas de las máquinas proyectan una clara asimilación de las estructuras corporales con que conviven, son extensiones biológicas. Cualquier experto en armas de fuego asume que existe un momento en que el tirador y el arma son uno solo. Sucede lo mismo con la computadora, un hombre que conozca profundamente su máquina filtra el mundo a través de la visión que le permite su instrumento. Son uno solo, un único cuerpo. Ésta es la tentativa del nacimiento de una nueva filosofía biosiquiátrica, la eroticidad evidente que posee la más reciente generación de computadoras personales. La cámara de video en directo, el micrófono, monitores cada vez más nítidos, velocidades de conexión más rápidas, son factores que favorecen la máxima intensidad en las experiencias sexuales a través de una máquina. El halo sensual que rodea la comunicación con alguien más, el enramado de posibilidades latentes en cada nuevo encuentro. Finalmente, lo sexual ya no es más que cálculos e información sin ningún contacto físico. Quizás la generación que prefiera copular a través de una máquina no está tan lejana.

Esta tecnología convive con la cotidianeidad, ahora mismo todas las perversiones conocidas pueden ser halladas en la Internet. Cuando existe la posibilidad de anonimato la libertad es total: todo es representable, todo es concebible, no hay prohibiciones ni límites. La única frontera tal vez se halla en los resguardos de la propia mente. Toda experiencia extrema es factible y alcanzable, siempre habrá un lugar dispuesto a otorgarle un cuerpo a todo deseo, a veces por dinero, a veces por tiempo... toma unos cuantos segundos el lograr un vínculo con una realidad insospechada, desnuda, y al mismo tiempo ineludible...


3.

Murman (www.murman.com) es un sitio en la red que posee un vínculo con el límite entre la experiencia real y la tecnológica, “ahora mismo iré al cuarto de mi hijo y lo miraré de cerca, me acercaré a él y le murmuraré al oído que lo amo... buenas noches y gracias, Murman, por mantener mi aprecio por la vida.” La invitación es precisa: “Esta página contiene imágenes de cadáveres... si tales imágenes le son molestas hágale un favor a Murman y no se detenga... Tengo más de 18 años y realmente quiero ver imágenes de cadáveres. No porque alguien me obligue, sino porque soy increíblemente fuerte y ésta es mi voluntad. Prometo no hablar mal de este lugar... ENTRAR.” Esta bellamente diseñado en blanco, negro y rojo, es notable un cuidado más allá de un morbo vulgar, no es agresivo. Alrededor del rostro de un niño en negativo blanco y negro flotan las categorías, sólo MORT y WOMEN AND CHILDREN contienen fotografías de cadáveres, que sumadas dan un total de doscientas imágenes, listadas únicamente bajo un nombre genérico nada esclarecedor de su contenido (mort25 o image67, por ejemplo). Más de cien mil personas lo han visitado, hay una categoría llamada HATE, dónde se colocan algunos mensajes producidos durante la convocatoria acerca de “las cosas que odias”, y hay una camiseta promocional: “Friends help you move- Real friends help you move bodies (Los amigos te ayudan a mudarte, pero los verdaderos amigos te ayudan a mover cuerpos)”.

Murman es un sitio único, no porque presente imágenes de cadáveres (hay cientos de lugares con imágenes así en la red), sino porque posee una filosofía, un particular sentido ético inherente, “la muerte como es, brutal y pura”, allí se hace evidente la transformación vital necesaria para “entrar en la oscuridad y salir limpio de ella”, una persona que desee satisfacer su morbo se sentirá decepcionado, porque toda crueldad y violencia ha sido casi suprimida a niveles de trascendencia. En ese sentido, Murman es un espacio profundamente religioso...


4.

Su muerte no fue instantánea, el cuerpo se movía, los espasmos dejaban entrever sus últimos resplandores de vida, respiraba, lloraba, gemía, pero fue sólo un momento que debió ser eternamente largo para ella... ésta es la verdadera violencia, el dolor físico, la impotencia, el seguro arrepentimiento en el más absoluto punto sin retorno. La única zona de su cuerpo sin mácula era un pecho blancuzco con la aureola intacta, toda la escena era de un erotismo primitivo. Esa noche la visión de decenas de cuerpos a través de una máquina no pudo suplir su recuerdo pero sí fue capaz de dejar atrás toda indiferencia.

La indiferencia es el único crimen contra los muertos...